martes, 13 de agosto de 2013

He creído


he creído en la sombra

que posterga su frío

he creído en las formas

que tome por destino


escuché algo de ti

que tocó mi última puerta

escuché algo de ti

que nombró mi última carta


he creído en los ojos

sin querer he creído

he creído en los viajes

en los caídos

que tanto miré

que tanto miré tras el hombro


he creído en el toro moribundo

en la espada profunda

en la muerte insensata

merecí no creer

merecí ser amenazado

detenido  por los minuteros afilados

el tiempo debió tomar cartas en el asunto

debí ser ajusticiado

y escuché algo de ti

que tocó mi última pared

tras mi cabeza

escuché algo de ti

así como un quejido

como una verdad ignorada

como un susurro de niño asustado


he creído en ti

como el invierno 

en la próxima primavera

¿acaso no se cansa la lluvia 

de roer tanta tierra?

¿acaso no se cansa la idea

de no ser pasajera?


quien fuera

una distancia cualquiera

para no tenerte cerca

y dar la espalda desnuda

con las huellas de tus manos

al horizonte que destaca

por no tenerte como luna nueva

o como lago silencioso

esperando mi inmersión


he creído en mi propia inmersión

en mi cuerpo húmedo y tembloroso:

el agua de unas sábanas que dejamos


he creído tanto como he perdido

he creído sin querer 

y nací

en algo nuevo 

como una llave

que abre las heridas de las mañanas

y las cierra por las tardes.



he creído en mi respiración

tanto en ti como en el aire

tanto en ti amor

que he caído en otro cuarto

con otras montañas

con otras sábanas

con otros ríos

con otras ventanas

con otras lunas

he caído

y he creído: soy la llave del secreto

la puerta que cerró al viento.