jueves, 30 de septiembre de 2010

Oda escabechada

Desde una olla, he oído aliento
Efluvios de mezcla y fuego
Lento, desarrollo de sabores
Rubios naranjos marrones
Abrasados de abrazos vapores.

La distancia no daña la estela
El laurel permanece inmóvil
Instaurando sus sabor
a toda vela
Sobre un mar
de carne distante.

Cada cuál reuniendo a sus fuerzas
Perejil como imagen de la tierra
Cebolla lagrimeando cada capa
Pimentón violento de agasajos
Verde o rojo, amargo y sensato
Cada cuál reuniendo a sus fuerzas.

En el aire confluyen las dudas
En el agua burbujeante cuatro dientes
Cuatro de ajo incandescente
Despertando a su sangre picante
Derramando secretos de sus telas
De su centro concentrado casi en brote

Y al final del cristal sobre una tapa
Brilla al fondo de este mito lo importante
Esta la sal, que desde el mar o el desierto
Ha viajado, para secar y dar sustento
A esta cena ,que reposa ya en silencio.

Luego mañana o pasado dar los besos
Copiosas bocas de entrañables elecciones
Que han dado vida a esta cena revoltija
Última y primera por siempre para las manos.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

La noche de un árbol

bajo la sombra de un gran árbol
al margen de su figura: yace de noche.

Y en ella, he visto eternos ramajes
que se entrecruzan formando
parodias de enredos nocturnos sin lunas
hay algunos orbes girando
mientras se deshilan como madejas
sus facciones se pierden de vista en el giro
voltean sin boca o posibles respiros
nuevamente al giro ya se oculta la careta
pronto quedan ojos en mitades embotados
nuevamente al giro ya no queda cara
orbe sin nada que expresar durante una noche
inhumado por el silencio de lo negro

He visto un gato con ojos de nubes violáceas
Procurar no moverse por motivos de caza
Parapetado sobre las alturas de una montaña
Bajo este árbol que cobija una noche que viaja
A ritmo de sol aburrido de si mismo
Que gira casi, como los orbes que no compran espejos

Malhadado felino que de hambre espera pétreo
Ya no hay carroña ni vida para atacar en estos lares
Ya no hay niños que desgarrar por ser niños.

He visto unos cuántos hombres que intentan en vano
hacer fogata quemando toneladas de palabras
mientras un amanecer de manos se escabulle
aún así, no es posible que exista luz.

dios no tiene permitido dar paso adentro
Con sus lámparas y su borrachera eterna
se oye a gritos que son falsos sus motivos
para ser Dios o Creador divino
sólo fue un error que cometió y el gato
esta sediento y agresivo de sangre seráfica.

La muchedumbre al mismo nivel que el creador
Se encuentra afuera de esta noche
Que es nuestra noche bajo el árbol
Que no vibra por el viento
Que no llora la resina del odio
Sólo tiene negro de tinta para la pluma.


Lúnulas de algunos dedos imitan lo que fue
La luna de los hombres martilleros
Y los desgarros del carbón que cae por el roce
Imitan las espumas que revientan por efluvios
De aquél mar salino en dilación proscrito

Y los siseos del andar del lápiz:
Las brisas de aquellos horizontes que cantaban su fin
Que cantaban el fin del tegumento herido
Por los rayos abrumantes sobre cada escondrijo
Sobre La piel y sus pústulas sanguinolentas
Cubiertas de gente
Cubiertas de pájaros sin alas como ratas
Cubiertas de edificios mortuorios sin ventanas
Cubiertas de lápidas mudas sin muertos
Cubiertas de divinidades que hieden orgías.

Todo esto es causa de lo rayos viajeros
Justos y necesarios
Ecos de letanías injustas e innecesarias
Que brillan para iluminar todo lo maldito
Que ven mis ojos
Que no se pueden ocultar
Pero que han encontrado un árbol
Que aún de día conserva la noche.

Ojala que lo umbrío de este paraje
Derrumbe unas cuantas hojas
Que pudiesen existir para uno.

Uno, que escapa donde no hay salida
Pero al menos lo intenta.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Bandera de nadie.

I

Cargo con calambre tanto
también de mi sinceramente amargo
dulce trashumante en lo posible
harto, deshumano en lo eterno
cargo, mi existencia en el bolsillo
derecho, mas bien en un libro
donde guardo, atándome a palabras
los diluvios de barcos sin velas
y quintales de harina helada
formando capas sobre cubierta
y olas de pan ácimo y uvas
y últimas cenas sin traidores navíos
sólo yo tengo mesa.


Mis apóstoles brillando
arriba sobre nubes y niebla
titilan mientras yo emplumado
desfallezco en rezumos de cera
mientras caigo y también cargo
con caballo iracundo sobre ruidos
agitado del odio ignorante humano.

Son mis dos manos
heridas de riendas y vivir
sobre gente soñando en sopores
ebrios, un mejor momento
lejos bajo mantas de tierra
rojos hieden, silencio ambulante
todos miran, nadie observa
"Moriremos sin haber aprendido a vivir"
yace escrito sobre un cielo de cemento y basura.


Me queda un simple rayo y nada más
que marque la tierra con señales
e incruste en las carnes las espuelas
para escapar relámpago del cielo
Y jamás oír
aullidos de niños colgantes.


II

Durante un día de cielo abierto
el sol se ha nublado repentinamente
se ha oscurecido tinta sobre nubes
¡son miles de pájaros atados a hilos!
abajo, en la tierra hay miles de formas
en llanuras amarillas cubiertas de espinos
maderas hirientes ya saben su destino
ígneo camino
será su calvario de humo
abajo en la tierra, hay miles de padres.

Bípedos armazones creadores de la vida
enseñando a sus hijos a elevar sus verdades
o quizás algunos sueños posibles
o quizás todas las derrotas seguras
o quizás a si mismos
sombreando las pupilas inertes
padres e hijos juntos abordo del viento
soplón incansable de venturas
aquél
que levanta objetos fugaces como cometas
no puede con estas figuras de ambición

y yo
en monociclo subiendo
los vericuetos de un hilo tenso
que va hacia la altura
por sobre todos mis límites
queriendo, cortar el filo de la duda.

viento: no pretendo tus pasajes
pequeños envites no me vencen
aquilón brillante sin fuerzas
arrastra a quien liviano
no carga con su carne
rasgando las contiguas
creyendo en un final
no sabe, que todo termina
y luego vuelve a comenzar
cada instante, cada vez más.

Recto camino ascendente
hilo blanco, firme invariable
no voy hacia un lado, ni hacia otro
amarro mi arnés a las nubes más próximas
alcanzo los fríos que nadie ha de sentir.

Tú, hilo infinito: Proyección de estrellas
estas viajando al punto donde
comienza esa luz cada noche sobre el cielo
soy inexorable escalando lunas
Y conquistando cirros sin preguntas del pasado.

Pájaro negro, tu eres el fin de mi camino
amargo volantín del dolor
todo ha de ser así, una unión de color
y vivir: un matiz de gris
pero no puedo quitar de mi vista
el blanco picacho de harina
elevado, mas allá del conocimiento
quiero alcanzar la cima
vamos viento, arráncame la tierra
de los pasos, desde aquí, contemplo
la felicidad con ojo mágico
con un microscopio al revés
todavía queda tiempo, se acabaron las tumbas
llegaré de sima a cima
y enterraré mis pies
Flamearé, eterno como bandera de nadie.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Melipilla 2010

I

Estirando mis brazos a lo lejos
Vi cerros cubiertos de follaje
De cantos y verdores urticantes
Dolidos de distancia inexplicable

Inspirando noche tras luna
Cada nube que pasase
Olí austros silbidos invisibles
Paradojas de aquilones sin destino
Me vi plateado
Sin vida sobre un camino.

Recorriendo pieles y escamas de tiempo
Vi dos sombras queriendo
Más luz
Sentirse más definidos
Sólo un segundo.

Las flores silvestres lamentan
Su eclosión de albañal.





II

Estamos indignados con la noche
Hiriéndonos con cada llaga austeros
La crisálida revienta de sangre
Las uñas entierradas en su tumba
Y en la cima
Yacen dos cuerpos muertos
Famélicos de carne sin vergüenza
Ahogados, sumergidos en lamentos.

Estamos indignados sin los pechos
Lamiéndonos dos tajos sobre un rostro
Sin identidad, sin posibles ojos
Vuelo raso en despojos amarillos
Estamos indignados con la noche

¡hiede el sol de almas y gente en llamas!
¡esperad acantilado mi respuesta!
Sed de tierra, corto el aire clavado
Allá voy voraz y más descubierto
Corriendo entre la broza
Esquelética
Seco de veste, aterido de alma
Harto de saber pero sin suelo.



III (para mi hijo)

Capullo de hombre
Sobre un mar de sales
Inefables salares como templos
Témpanos, amados y bendecidos
Te vistes, te cubres
Te aman los mares barrosos
Inmarcesibles confines de tus huecos
Huelo un aroma a cabellos
Veo cimientos de huesos
Huelo los cortes y abismos
De las pieles escondidas
Bajo tus senos
Tus manos
Pequeño, ser pequeño.

¿Por qué no te vuelcas tiempo atrás
Y de nada te haces nada?



No querrías conocer a un hombre, menos a este mundo.

martes, 14 de septiembre de 2010

Sabemos ambos que ciertamente

Sabemos ambos que ciertamente
Unidos por tierra y su movimiento
Atamos nuestras manos amantes
Y nos besamos eternamente.

Sabemos ambos que ciertamente
Somos ciegos cuando somos nada
Un beso tibio moja la espalda
Somos sierpes en un lío de miel.

Nuestros aceites fluyen aunados
Vueltos corazas en nuestros pechos
Desnudos complejos, ya sin razón
Para negarse a observar sus besos
Impúdicos tizones, nosotros.

Libar nuestras llagas rozándonos
Ceñir nuestras pieles chocantes
Gritar sobre tus rocas como mar
Amar siempre amar, olvidándonos

En recónditos lugares zarpar
Sobre sábanas de arenas ocres
Alunar tus espacios de plata
Ahítos, ígneos de lengua, los dos
Quejándonos amargos de placer
Rezumando estertores del amor.

Caen, caen palabras al papel
y nos sumergimos en nuestra sed
arrancándonos sustancia y dolor
vestigios de las simas que somos
cuando no somos y queremos ser
sólo un monumento de carne
de calor que se vuelca en la sangre
¡bermejo corazón palpitante!

sabemos ambos que ciertamente
nos hemos tocado desde un vidrio
pétreos ya caímos en la cuenta
nunca hemos sido parte en un amor
ni en una llama que tiene invierno
ni en un estío de sol clamante
mas quisiera poder asir mi cuerpo
sobre tu cuerpo y callar el tiempo
y callarme a mi mismo bajo tu trono.

domingo, 12 de septiembre de 2010

cielos ciegos

¿Visteis aquél día de cielos naranjos
Como vuestros ojos oscurecían?
Poco a poco bajo una bruma extraña
colosos enormes desplegaban sus sombras
cubrían sus pieles ornamentadas
¿visteis aquél día realmente?

¿Visteis que arrastraban bajo sus pies
los mares embrutecidos por gritos
y que sus brazos inexorables
clamaban hacia todos los nortes posibles
cierzos infinitos
fríos inalcanzables
espumas amargas y remolinos
giros sobre los estigios más profundos
visteis que tu piel se trizaba
que no eres más que un simple minuto?

Vosotros erráis hombres de momento
Os reto a lanzar tan sólo un grito
Sobre las rocas de sus confines
Querer alcanzar la sangre
Desde la muerte primero
Y sentir pequeños esteros que bajan
Por cavidades de sus mejillas
Profundos abismos de tiempo
Os reto un solo momento
Y nada más que uno
Que ya no tienen por completo
Porque se abandonan
Porque lamen sus fracturas expuestas
Lamen sus medulas abiertas a todo
Y desollan las pieles nobles de pequeños
Y siguen en su curso de humanidad
Profusión de humanos como bacterias
Se multiplican se lamen se aman según reglas
Su hieren se disparan se arrebatan según el oro
Abrumante solpsismo, un sol esta sólo en medio
De la nada en medio descansando su vacío
Somos sol y luz contenida
En las cavernas primigenias de las ideas.

jueves, 9 de septiembre de 2010

involución

mucha gente que boga en mil mares
en las simas abisales de las penas
busca hogares donde hay sólo peñascos
pequeñas piedras que reparten el hozar
de las cabezas que restriegan sus miradas
buscando al otro
que ya se ha hundido
buscando a otro.

mucha gente que llora eterna la tierra
canta la saliva amarga que decanta
en mil postigos que cierran pestañas
en una mirada que de pronto se apaga
fenecen los féretros de las palabras
fenecen los ácaros de las migajas
fallecen todos por nuevos todos
los estertores sus orquestas demandan.

ayes del final, rayos de la nada
me derrumban sin saber de mis tajos
me recuerdan que de hombre queda sombra
cada cual se ha perdido el lid de sus mañanas
y no son mas que trinos del gorrión y su bandada
vientos del otoño y sus albores
nubes que de amores ya cargadas
no lloran sobre mares, ni fractales
propuestas de un ser, que olvidadizo
recuerda aquellos besos sobre espejos
y nada más que espejos sobre si mismo
él sobre si mismo
vidrio vacuo, hartazgo de si mismo
he aquí mi hallazgo del vestigio
cercano al camino de la espuma abandonada
estoy entre la arena seca del pesimismo
me vuelvo aquilón hasta donde pueda
austro hasta el infinito
aciago el trayecto
para nuevamente ser un pequeño niño.
para desnacer y volver al nido del abismo.