martes, 14 de septiembre de 2010

Sabemos ambos que ciertamente

Sabemos ambos que ciertamente
Unidos por tierra y su movimiento
Atamos nuestras manos amantes
Y nos besamos eternamente.

Sabemos ambos que ciertamente
Somos ciegos cuando somos nada
Un beso tibio moja la espalda
Somos sierpes en un lío de miel.

Nuestros aceites fluyen aunados
Vueltos corazas en nuestros pechos
Desnudos complejos, ya sin razón
Para negarse a observar sus besos
Impúdicos tizones, nosotros.

Libar nuestras llagas rozándonos
Ceñir nuestras pieles chocantes
Gritar sobre tus rocas como mar
Amar siempre amar, olvidándonos

En recónditos lugares zarpar
Sobre sábanas de arenas ocres
Alunar tus espacios de plata
Ahítos, ígneos de lengua, los dos
Quejándonos amargos de placer
Rezumando estertores del amor.

Caen, caen palabras al papel
y nos sumergimos en nuestra sed
arrancándonos sustancia y dolor
vestigios de las simas que somos
cuando no somos y queremos ser
sólo un monumento de carne
de calor que se vuelca en la sangre
¡bermejo corazón palpitante!

sabemos ambos que ciertamente
nos hemos tocado desde un vidrio
pétreos ya caímos en la cuenta
nunca hemos sido parte en un amor
ni en una llama que tiene invierno
ni en un estío de sol clamante
mas quisiera poder asir mi cuerpo
sobre tu cuerpo y callar el tiempo
y callarme a mi mismo bajo tu trono.

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