jueves, 9 de septiembre de 2010

involución

mucha gente que boga en mil mares
en las simas abisales de las penas
busca hogares donde hay sólo peñascos
pequeñas piedras que reparten el hozar
de las cabezas que restriegan sus miradas
buscando al otro
que ya se ha hundido
buscando a otro.

mucha gente que llora eterna la tierra
canta la saliva amarga que decanta
en mil postigos que cierran pestañas
en una mirada que de pronto se apaga
fenecen los féretros de las palabras
fenecen los ácaros de las migajas
fallecen todos por nuevos todos
los estertores sus orquestas demandan.

ayes del final, rayos de la nada
me derrumban sin saber de mis tajos
me recuerdan que de hombre queda sombra
cada cual se ha perdido el lid de sus mañanas
y no son mas que trinos del gorrión y su bandada
vientos del otoño y sus albores
nubes que de amores ya cargadas
no lloran sobre mares, ni fractales
propuestas de un ser, que olvidadizo
recuerda aquellos besos sobre espejos
y nada más que espejos sobre si mismo
él sobre si mismo
vidrio vacuo, hartazgo de si mismo
he aquí mi hallazgo del vestigio
cercano al camino de la espuma abandonada
estoy entre la arena seca del pesimismo
me vuelvo aquilón hasta donde pueda
austro hasta el infinito
aciago el trayecto
para nuevamente ser un pequeño niño.
para desnacer y volver al nido del abismo.

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