miércoles, 29 de septiembre de 2010

La noche de un árbol

bajo la sombra de un gran árbol
al margen de su figura: yace de noche.

Y en ella, he visto eternos ramajes
que se entrecruzan formando
parodias de enredos nocturnos sin lunas
hay algunos orbes girando
mientras se deshilan como madejas
sus facciones se pierden de vista en el giro
voltean sin boca o posibles respiros
nuevamente al giro ya se oculta la careta
pronto quedan ojos en mitades embotados
nuevamente al giro ya no queda cara
orbe sin nada que expresar durante una noche
inhumado por el silencio de lo negro

He visto un gato con ojos de nubes violáceas
Procurar no moverse por motivos de caza
Parapetado sobre las alturas de una montaña
Bajo este árbol que cobija una noche que viaja
A ritmo de sol aburrido de si mismo
Que gira casi, como los orbes que no compran espejos

Malhadado felino que de hambre espera pétreo
Ya no hay carroña ni vida para atacar en estos lares
Ya no hay niños que desgarrar por ser niños.

He visto unos cuántos hombres que intentan en vano
hacer fogata quemando toneladas de palabras
mientras un amanecer de manos se escabulle
aún así, no es posible que exista luz.

dios no tiene permitido dar paso adentro
Con sus lámparas y su borrachera eterna
se oye a gritos que son falsos sus motivos
para ser Dios o Creador divino
sólo fue un error que cometió y el gato
esta sediento y agresivo de sangre seráfica.

La muchedumbre al mismo nivel que el creador
Se encuentra afuera de esta noche
Que es nuestra noche bajo el árbol
Que no vibra por el viento
Que no llora la resina del odio
Sólo tiene negro de tinta para la pluma.


Lúnulas de algunos dedos imitan lo que fue
La luna de los hombres martilleros
Y los desgarros del carbón que cae por el roce
Imitan las espumas que revientan por efluvios
De aquél mar salino en dilación proscrito

Y los siseos del andar del lápiz:
Las brisas de aquellos horizontes que cantaban su fin
Que cantaban el fin del tegumento herido
Por los rayos abrumantes sobre cada escondrijo
Sobre La piel y sus pústulas sanguinolentas
Cubiertas de gente
Cubiertas de pájaros sin alas como ratas
Cubiertas de edificios mortuorios sin ventanas
Cubiertas de lápidas mudas sin muertos
Cubiertas de divinidades que hieden orgías.

Todo esto es causa de lo rayos viajeros
Justos y necesarios
Ecos de letanías injustas e innecesarias
Que brillan para iluminar todo lo maldito
Que ven mis ojos
Que no se pueden ocultar
Pero que han encontrado un árbol
Que aún de día conserva la noche.

Ojala que lo umbrío de este paraje
Derrumbe unas cuantas hojas
Que pudiesen existir para uno.

Uno, que escapa donde no hay salida
Pero al menos lo intenta.

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