lunes, 30 de mayo de 2011

(Marzo) Poemario

Hoy sentí que moría en ese viaje
Dejaba mi cuello abierto a un ataque
Divinizado me adelantaba al tiempo
Arrastraba mentiras y mostraba mis brazos
Mis brazos, abiertos, secos y ahuecados
Sollozaba consideraciones que no servirían de nada
Y tomaba del vaso del brazo
Aquél vino que coordinaba
los lamentos de funerales edificados.
Los hombres pastosos caminaban unos tras otros
a los costados de mis ojos, y de esta forma todo me dolía
como un caudal de cornos vibrantes
Anunciando para todos el derrumbe de las almas.
Era meritorio para el rey del eufemismo
No titubear, no salivar demasiado
Así la idea sería creída por aquél
Que no encontraba su cara porque la entrego al momento
Y el famoso rey
Entregado al papel
Al papel para siempre
Reculando y recayendo
Representaba la soledad de la memoria que envejece.
El rey que no tiene pueblo soy yo
Y me muero en mi espera ensillada
Entre bornes colindan mis finales
Moriré de rayo
Moriré de lazo con nudos entre las dudas
Moriré de bala que atraviesa un cristal
Luego en otro universo miraré
a través del calidoscopio
Para ver teñidas de rojo
Las esquirlas reflejando lo que fue mí vida
Lo que fue una ínfima vida.
Hoy sentí que moría en ese viaje
Y la segunda vez que se vino encima
Todo el peso tibio del aire
Manoseado me sentía
Y la segunda vez que escapó todo menos mi cuerpo
Estaba solo despidiendo una mano, que ignoraba su abandono
Desde que apenas rozó aquella forma de mano
Dibujada en su vaivén peligroso y apretado
estaba el hado traicionero
atando destinos idealizados
¡Ay porque tengo tanta distancia para el sereno!
¡Cuanta sed padezco!
me arranca palabras yescas
como cantos de zapatos otoñales
sobre cualquier primavera
¡Nunca amanece cuando amanezco!
¡Ay porque tengo tanta distancia entre yo y mi cuerpo!
Hoy sentí que moría en ese viaje
Aún estoy sobre sus ruedas gigantes
Bajar desde aquí sería morir desde la muerte
Aún tengo letra para seguir
Pero ha sido demasiado.

Jueves 24 de Marzo

Vengo desde los verdes amores
Donde los hombres son cerros
La tierra muda sus sabores
Las manos, la piel
Son esperas del cuerpo
Aún no llegan a ser
Y se desnudan
Porque no hay nada cierto
Vengo desde los verdes amores
Contemplando mis recesos
Cruzando filas marciales
Huyendo sin zapatos.

Tomé un tren infinito
Nunca llegaré
No hay destino
Eso tampoco sé que lo sé
No hay nada cierto
Entonces ya erré
Entonces ya erré.

Vaticinio

La cámara del navegante que deambula entre las negaciones .
El amor de la mentira.
La existencia de la flor anaranjada
De valor cadáver y la soledad del vientre marchito
Aguado, maltratado por las ideas no lógicas.
No existe esa tal lógica
Ni árbol
Ni raíz
Ni mago aritmético
Ni Dios único
Nada existe y te quiero en la bruma de la contradicción.

Lejanos y despedidos

El argumento de una pluma besa la sombra de una cara
Palidez anegada, Veste larga, creciente
Sempiterna y blanda la caricia de esta pluma
Tibia su distancia, huellas sus latidos
Todo en ella es huella y lo que tengo es un navío
Que se va de vela y el mar es toda la tarde
La sal arde entre las sierras por la brisa
entre parajes ocultos de su sombra encontrados
en el fin de la belleza
sal vulnerable sobre la roca desnuda
Brillando con sus dudas de cometa
Y yo diáspora de luz sobre la cola
en el vértigo de la forma que se opaca
No puedo esperar fulgor sobre mis actas
No puedo parar de estrellas
No puedo evitar la muerte de la música y he lavado con rosas sus besos
No puedo parar de pétalos
Lárico retorno sobre su piel cierta
Y No puedo asir el respiro de su boca sin velo
Lejano y despedido
Desde el primer día de nuestras manos intactas
Mano en alto y mirada de tierra
Velocidad en los giros rapidísimos
Estrepitosamente amados y desunidos
Lejano y despedido es todo esto y más
A veces todo es más y parece estar decidido por algo extraño
Que no siente como sentimos
Así Dios me parece un niño solo y sin lenguaje
que nunca aprendió a hablar con sus marionetas
El querer me ha sido arrebatado como ha todos
a pesar de las inferencias
¿Quién no quisiera el abrazo deseado?
Toda la tarde en el espejo de las horas
El mar retrasa la tarde y las gotas demoran
Las gotas de las horas en la lluvia latente
Late un cielo con sus amarguras sin ventilación
Y nosotros, ¿nosotros qué?
Pareciera que imitamos el entorno
Y somos las bocas cerradas
Los entrecejos fruncidos
Los oídos dañados por el paso del ruido
Somos los pasos que no dieron con su destino
Todo es lejano y despedido
Cada instante con su mano de adiós
Cada lapso en la ventana de un retorno
Cada segundo da la espalda en su nuevo viaje
Y así quedamos
En medio de algo inconcluso
Y nosotros en otros
Que no queremos
En otros
lejanos y despedidos.

III (Poemario Mayo)

El señor jugando en la mesa
Volteando un reloj de arena y un vaso con dados.

Fumados los cigarros de alambre
El juego es ahora mientras coinciden nuestros focos
Tomados los vinos cobardes
Es ahora el escape de las ideas

A la boca
A las manos
A los besos

leyendo los tragos de lágrimas
Los puentes inmensos
de la pena que llama
Que acusa
¡Quiero calma de noche
Cuando no hay ojos!

Es por este dolor
Que los ojos perdieron su noche
Y las manos ganaron sus armas
Las piernas enormes escalas
Los rostros otros rostros de otras máscaras
Lo cierto es que ganamos estar confundidos
Llegando de cavernas lechosas
Con escasos colores de inicio
Nacemos de un hibernar absurdo
¡Que tiene guarida en un trapo colgando
Un trapo cubierto de hermanos muertos!

Llegamos desnudos de rosas
Nacemos de pétalos claros
En costas que tienen arriba su polen
Arriba el mar de corola ausente
¡Flor amarga
Hiato eterno
Aromas totales
Aromas del cemento irritante!.

sábado, 21 de mayo de 2011

Martes 6 de Abril

Cifras despertadoras levantan los brazos del sol.
Alcancías populares decantan monedas robadas.
Géneros y alambradas se usan en atuendos de moda.
Jaula de pájaros (en concierto) siempre estuvo vacía.
Puertas universitarias retumban
y una vez abiertas liberan monos aulladores con afonía .
Palitroques esperan semáforos y colores imponentes.
Árboles de luto: por humareda que eclipsó una tarde.
Cárcel y tendedero son sinónimos democráticos.
Siempre chorrea un hilo de sangre tras el himno nacional.
Un rotomartillo lo usa un roto con anillos de oro.
Un secador profesional calienta las neuronas rubias de una rubia con anillos de oro.
El oro representa el valor de nadie y de la nada,
Que apreciamos para atarnos de algo que no pide nada
Y entrega mucho: brillo, amarillo, anillo, espadas y asesinos.
Leía un libro sobre libertad, la melancolía es la silla de pensar
En las cosas que pasaron, la libertad es mortal, agoniza sobre mi peso
Mi peso de pensar selló aquella forma por completo, leía un libro
Sobre la libertad, parecía viejo
Vivo no estaba.
Una paloma blanca vuela contra la catedral, reventada de cabeza
El rojo es tiempo de peste cortés y palomares vacíos.
la silueta del destino esta dominada por caos
entonces existe un destino caótico que depende
de cada caos individual.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Algo definitivo

Denme alguna señal para nadar en el caldo de cabellos
Y encontrar mis dedos anélidos
entre la sal de un desierto estrecho.

Alguna llama para la bencina en el fontanar
Que tiene mi copa flotando entre las sienes punzantes.

Alguna piedra que rompa los cristales sobre las avenidas transitadas
Y luego así, ostentar diamantes en bruto
tras la desolación.

Definitivamente alguna tumba deberá volver a cavar profundo
Para exhumar la lluvia que nadie alcanzó a besar.

domingo, 8 de mayo de 2011

Se ha ido el cielo

Los vientos se fueron con el viento
Nadando a paso rápido
Zarpando lejos a vela de pájaro

Se fueron con el viento también las palomas
Y los hombres que nadan caminando
Y las manos tremolantes de caricias
Y los ojos viajeros
Los ojos del arrojo perfumado
Sobre la piel de la luna
Sobre la piel de una carta que inicia su búsqueda
Sobre el suspiro de la carta que tiene pluma
Y mano sobre la letra del destino.

También
Marcharon las alertas confusas
Sobre nubes arrepentidas
Mirando a través de sus hombros
Lluvias, retazos del lenguaje del cielo

Más aún queda por contar
Que se ha ido el cielo de una vez por todas
Tomando sus maletas y todas sus cosas

Entre aquellas las estrellas
Los silencios
Los espacios posibles donde girar pueda un orbe
Y estar un hombre y hablar con la duda.

Sin cielo, no hay preguntas.
Sin diferencia no existe lo que existe
y somos diferencia pura
contradicción enorme
somos sin cielo ahora
porque la poesía juega con todo sobre sus hombros
la alquimia carcelera del verbo acucioso
monta la noche y escapa con manto
gritando a los pueblos
que en sus casas esconden hijos

¡se ha ido el cielo!
¡se ha ido el cielo del abrigo!