lunes, 27 de diciembre de 2010

Creer sin palabras

Con la tinta indiferente
y los presentes vacíos
así escribo sus nombres:
amores vacíos.

ahora me levanto de la bruma:
soy un expositor de cristal y mirada bajo cero.
muchas veces pecador en su estilo
paso inadvertido:
como ante ustedes pasa la vida.

se ensombrece una luna colérica de olvido
se eclipsan los recuerdos: como ante ustedes la vida.

¡Vaya, les parece molesto a los hombres de familia
el silencio propio de otras esferas
donde sus creencias cojean y sus niños deliran!

¡donde sus madres mueren seis veces
y no hay velas ni crematorios!

¡Vaya, les parece molesto a los hombres de familia
el silencio propio de aristas con más luz!

Llorar no desata cadenas.

Sudar apariencias: desata mi transformación.
Sus odios: mis crisálidas.
Soy la metamorfosis más pura
que proviene de los efluvios bajos y cavernarios
avanzo a través de los rincones ignorantes de su ignorancia.

ahora martillo un cielo propio
no aspiro a ver hombres alados
menos aún, hombres con criterios de jaula
o aspavientos juiciosos.

ahora me queda brillar sobre un lenguaje
que aquellos olvidan por cosas como dios.

conozco los rencores que se amalgaman
en sus letanías aburridas
y también he visto las llamas
cuando se abarrotan sobre la muerte y superficies
sobre rocas, armas y cicatrices
emiten mensajes absurdos
aferrados como pequeños moluscos
prontos a la deriva iracunda, pleamar
que no agota sus fuerzas contra todo
aferrados, estos parásitos grises
sobre cabellos de funeral
cual andinista sobre su mano
aguantando peso de vida
sin caer.

vaya...estos hombres de familia
que se imantan de soledad giro tras giro
consumiendo sus espacios en vórtices llorones
avasallando verdades
domesticando la moral con sus espadas y balanzas
construyendo su eterna soledad
de creer sin palabras.

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