lunes, 3 de enero de 2011

Canto a la razón armónica de sus cuerdas (IV)

I

Al pie de mis hombros
Murmurando el viento blanco
Pasan congeladas mil figuras
mil bandadas crecientes, humanas, agudas
Surcan sábanas enormes de frío intenso
Con la boca abierta y el vapor de las narices
Distingo en parte sus rostros dispersos
Cambia todo
Me pierdo en un reflejo
Faltan caricias cuando me miro de lejos
Y en Ventisqueros donde siento mis adentros
Contemplo el extravío de cada caso
Donde fui culpable y estaba hundido
Donde fui inocente, pecando inocente
Donde cada paso estaba del otro lado
Sobre la quebrada más intensa
Más abrupta que cualquier alerta
Donde fui a parar
por la sucia estrategia de no ser
Ocultando la fachada del castillo en ruinas
Tapando el sol con una hoja de poemas
Diáfana, débil e inconexa.
Desde aquella época
Siglos de cal, de tiza y pirámides de yeso
Permanezco oculto en las catacumbas de piedra
Que me calman cuando cantan sus goteras
Su arte más propio, más gris, más herido
Arte de las palabras hinchadas
Vacuas, largas, manuscritas o consteladas
Brillantes o apagadas
Asesinas y adoradas.

Ustedes siempre presentes
Plañideros del tiempo excusándose en el sentir
Velan cualquier motivo
Regidos por todos los calendarios posibles
Estamos en la pupa pensando como larvas
Todo lo que ocupa un espacio siempre se alarga
Un títere de cuatro puntas una estrella y una mano
Un dios vinagre mosqueando sus adelantos
Soy zarpazo fugaz, crepita el ángel ensangrentado
Quito las alas una por una
Mientras convulsiona por el impacto
Miro a través
De Sus cientos de ramajes transparentes
como relámpagos congelados
me quiere
no me quiere
ya no vuelas

¡Soy pronto a la muerte segunda, que espera en su resople equino!
¡Soy antes del cielo, primera lámpara de avisos!
¡Soy capaz de sentir un pájaro sin su madre cayendo del nido!
una madre sin útero, sin cántaro y técnica
ahogando sus hilos con dejos de cristo redentor
cada cual quiere exhibir sus tajos al mejor postor
monedas de plata, oro, ópalo, zafiro o cristal
cada cual paga con lo que puede pagar
con su humanidad miserable
vanidosa claridad, ostentando levitar sueños de plomo
¡Soy la lengua del tronco más ancho
contengo la semilla más seca que haya perfumado la tierra!
¡Aguardo oculto sombreando la vida verdadera
cual pantera albina nacida para perder todas sus cazas!

veo como todos quieren ser dueños de las rutinas
dueños de la vitrina de sus vidas
Y pertenecer en sus pertenencias
Prístinos hijos de la sanguijuela inmóvil, agotados
De la succión parásita, insensatos émbolos traidores
Masados en pertenencias sólidas por la cohesión de la nada
¡Cargo el saco y la humedad justa con que crecen las cosas vivas!

¡Felizmente no se es feliz constantemente y así crece lo que quiero
Felizmente la tristeza engrandece las arterias de la duda
y así crece lo que quiero!
¡Sanar es un número inalcanzable para ustedes, la distancia entre la distancia
Nunca llegarán al punto donde se encuentran!

II

Un cono volcánico en la punta del pensamiento
Destellan dos palomas grises que fueron bellas
Caen luciérnagas en el asfalto crudo de la piel
Ilumina el hombre su camino al detrimento

Hay que desensillar los niños salados en sudor
Desarbolar el bosque que cubre nuestro aparente cielo
Tomar la góndola por odio y no por amor

Creer que no hay que creer
también
creo que hay que ser ocaso
aspirando a noche
¡Vieras tú la noche de las hojas plateadas!
Y el viento desarmando torres de cicatrices
Soy un viejo filatélico descubriendo tus tratados
Ya sé, parezco muerto entre estas letras desmembradas
Y No hace falta que lo repitas o lo analices
Asumo cada parte mía como mía
No obstante, nunca sabemos que es de quien
Cual
Cual certeza
Cual fallido intento
Cual posible forma
Estamos pasando desapercibidos
Mientras lees esto.

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