martes, 1 de febrero de 2011

A los poetas desde un mar

I
Arena en la habitación
Sereno sobre suelo sereno
Fogón, asiento y conversación
Lejos, allá donde hubo cielo
Un pino se enreda con la noche
La estrella cambia su dirección
El humo reina, ánima de tronco
Cánticos de hierbas y hogueras
Todo sin retorno

Cuanta pena entre los barcos
Cuanta pena de horizonte quebrado
Esta el dominio de fábrica
Metálica sola automática
Las carpas auténticas y repletas
Repletas de hambre y olvido de tierra
Estas, pintan las enormes torres
Donde se lanzan las miradas
Cuando recuerdan
Que se rigen bajo el mismo orden:
Hierven por dentro cada día
Piedras por fuera para siempre.

Es sobre estos donde cae mi rayo
aquellos desnudos guijarros
Que tienen voz
Y están lejos de la semilla
Sobre ellos la muerte próxima
Sobre las gentes hipócritas
Y tres veces la muerte
Para el poeta cavernario
Que juega con letras y palabras
A crear mundos imaginarios
Pronto llega la asfixia
De la poetriza que no tiene cabellos
Mucha lengua y pocos remedios
Mucha letra
Y un blanco que solo
Quedaría más bello.


II

Ay de quienes la poesía olvida
No hayan valles de extensión inmensa
No hayan del cielo una mano que aferre
Ni nado alguno que pudiera cruzar
Todo el cerro de barro
Que su amor entierra
Nada capaces de izar
Y los jueces, gobernantes y cuarteles
Para armonizar la hidra encarnándose
nosotros abiertos:
Los hombres amoldándose.

Ya basta de esta opulencia estúpida
Ya basta de santificar palabras
Habernos encontrado en este estado
Indica que siempre estamos buscando valva
Como cruces, templos y avernos
Y palabras sobre palabras
Para llenar nuestros vacíos como la carne
Como la amarga salida que nos ataca
Que catástrofe y no se dan cuenta
Que catatónico estado el de ser sin que seamos
Que egoísta es tu arte insignificante
Y tus cuadernos.
¿Cuantos están hablando sin lápiz
Color o movimiento?
El fundamento de tu imagen
Es el origen de tus lamentos
No nace del ocio ni porque fue sólo un momento
Tu arte proviene del odio
De una queja
Desde tu centro

Ojo nominal tú
Pronombre personal

La raíz de tu imaginación
Proviene de tus predicas y pataletas
La creatividad no existe
Tu dolor se transforma en absurdas leyes
Aforismos donde todos concuerdan
No hace falta un jardín
Ni un telar
Ni aplausos.
Bastan las cadenas
Los nacimientos y cualquier tipo de onomástico.

III

Gitanos armados con marcas en sus venas
Observan de paso
Congelando veranos a su manera
Tan sólo el oriundo parece
Reír con su vida a cualquiera

Que tensa, la mirada de provincia agreste
Que sabe de poesía más que el poeta
Que sabe más del que encierra sus letras
Que sabe más del que pasa unas horas
Y sólo ve demoras de olas
Y areniscas de besos
Y amores o proyectos
Que absurdas medidas humanescas.

Varios coches, bordean mi caminar
Y un susurrar libera mi abnegación
Mi absorción se posa oxidante
Sobre el tizón más próximo
Crepitan las risas, habitan madrugadas
Riel de ilusión llama sobre llama
Vinar almod carín
Que fácil la invención
Que fácil mentir
Invertir y hacer pasar
Un escupitajo por ritmo.

Tenemos a muchos por abrazar
Y a todos por respetar
No requerimos de egoísmos.
Me niego
Me acabo
Me sostengo apenas en mis cuadernos.
La poesía tiembla.

Todo universo no es eterno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario