Es muy pronto
para sentirme aquí
interceptado por
la ausencia
acariciando la
inmediatez
de mi propia
muchedumbre
he llegado a
pensar
que las mañanas
me esperan
porque ellas
necesitan que su sol
no proyecte
sombra.
Es muy pronto
para sentirme aquí
ahuyentando la
lejanía del cielo
amenazando con
ser un pájaro
que enhebra
lluvias a manos descubiertas
he llegado a
pensar
que las flores
me alimentan
porque ellas
necesitan de esos ojos
que se alinean
en el silencio de la lentitud.
Es muy pronto
para decir lo que espero
lo que deseo
o lo que siento
la gente pasa
como un señuelo vacío
y están ahí
porque no saben que están ahí
de pronto un
pañuelo marino se destaca
entre las
imágenes de personas que pasan
batiendo olas
que se posan en mi cabeza
dedos exquisitos
acariciando mis cabellos con palabras inmensas
abrazándome con
atrevimiento
resguardando la
simpleza que aún sobrevive
fijando mi mano
de lava al papel del roquerío orillado
besado por el
mar sin fin
amado por el
agua salobre de sus pechos
océano inestable
y concreto
mujer de este
final donde no acepto lo inmediato
mar sin hombres
mar de las certezas perdidas
es muy pronto para aceptar lo que siento.