Bordando
nuestras orillas a besos
encontramos
nuestras manos en el mismo sentido
retornando de
las cosas
que dejamos a tientas:
que dejamos a tientas:
los muros, las
miradas desiertas
las manos
tomadas construyendo un puente
los atajos, los
secretos, lo incomprendido
todo se hace
sombra
ahuyentada por
nuestros ojos
que libertan con
destreza
la piel que
alguna vez fue nuestro nido.
Tu me agolpas
con sangre las certezas
que vivía hasta
hoy
como un niño.
He cruzado los
cuerpos sin heridas
he cruzado
historias sin libros
la voz que llama
no tiene nombre
y tu nombre me
llama
cada vez que me
pienso distinto.
La noche acapara
sus estrellas de mis actos
las resguarda
del poema que ha sufrido
y me queda la
luna, ahí exacta
y me queda su
blanca piel entre las manos
como un signo
claro de mi nostalgia
como un puñado
de arena con tu aroma intacto
como el agua que
dejamos sin lágrimas.
En tu boca la
rompiente de los tiempos se ha quedado:
yo me he quedado
en ese lugar
yo me he clavado
como una virgen ante la ciudad de tu deseo
yo soy el que
vuela para siempre y vuelve a ser de la tierra sin tocarla
yo soy el del
arte silencioso, el del fraude, el del amor espiral.
La noche acapara
sus estrellas de mis actos
las resguarda
del poema confundido
y me queda la
luna, ahí solemne
como una pieza
de rompecabezas perdida
donde aparezco
aferrado,
abrasivo y concentrado
para reflejarme
en su soledad inconexa.
En tu boca
la rompiente de
los tiempos se ha quedado:
yo soy la
crisálida de esto
la espada que
amenaza sin tener enemigos
el adiós del que
tanto se ha dicho.
Máster! te creo todo Fito!!!!
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