lunes, 22 de julio de 2013

hoja espiral

Te miro fijamente sentado aquí en mi pecho
y desde mis cumbres estiro los brazos
el torso,
se muestran las vetas escondidas de mi cuerpo
se abren como rosas a destiempo
para dirigirme a ti con la verdad:
vi una hoja caer como un cuadro
que lentamente se mueve
engañando los ojos
una ilusión de la vida: el museo ancestral.

vi una hoja caer
              desde alguna ventana fría
bailaban sus alas en una espiral
intensa, mágica
como dos pieles en vorágine,
tú eras su estela
tu blancura, tu introspección
tu mirada de giros de rayones en mi espalda
reflejando el viento castaño
el cabello de otoño
todo estaba en ti esas tardes
incluso un gran árbol
sostenido sobre nuestro aliento
erguido en la tensión de todas nuestras palabras abandonadas
                    en el cuarto viejo del tiempo
                    en la niñez del amor que solloza

yo estaba en ti decorado de crujidos secos
de dorados ocasos, de cuerpos marmóreos paseando
yo estaba en ti en una oleada de marrón
y rojos cerezos
y bosques circunspectos.

Me enseñaste las semillas más poéticas:
las que tienen alas.

La espiral del otoño las guardó en una cajita
esperando entregártelas,
cierta vez
vi una hoja caer
y tu naciste antes que todas mis sombras
eres fuerte, profunda:
oscura como el sabor de la sangre,

la verdad es que sí... yo apenas me sostengo
apenas se decir sentado aquí en mi pecho
y desde mis cumbres :
se feliz.

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