martes, 23 de marzo de 2010

liberra

Como la vid,planta agradecida
Sobre tus caminos,soy mil racimos
En un carmín, suave, dulce o arrugado
Está mi sangre, en carbón cristalizada
Carbón de la piel oscura, de la mina negra
Esperando fuego de tus brazos y remolinos

Incendiad las llamas, prende la piel ensombrecida
Basta de tus miradas, a tacto ciego sin hebra entrelazada
Incendiad los cabellos, los muslos, las heridas
Basta de esos silencios vastos con popa en brisa
Incendiad los bosques, las estrellas, los quejidos submarinos
Basta de esas miradas difusas en tus huidas

Incendiemos la distancia entre la distancia.
Acércate.
Sobre ti, mi aliento socava manos
Manos de tierra enmascarada que en tus manos llevas
Desenfunda el misterio barroso de tus dedos
La boca de tu pecho en flores
Cubierto, corrompiendo hombres
Desnuda tus fisuras profundas
Para llenarlas de tierra seca y raíces
profundizar en mi trote ecuestre
en mi galopar, galopar resonar
en tu libertad, arrimar libertad
sé, no estas muerta
Cubierta roca, desnudas penas
Cubierta boca, cerrándose por mis orillas


Negando la existencia de tu posible saliva
Cerrándose por quemaduras de alto calibre
Entre lo libre y lo bajo
Cerrándose como túnel sin pájaros derrumbándose
Viene el tren palpando, el riel chilla nombres
El tren, acercándose y el humo incendiándose
Dibujando nuestros contornos, en dos aires
Somos distintos, palabras antónimas, con un mismo nombre.

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