miércoles, 24 de marzo de 2010

viaje interrumpido

Señores pasajeros, mi intención no es interrumpir su viaje
Viaje poético por cierto
De esos bien rechonchos de palabras brillantes y ventanas pasando por lugares distantes.

Más bien, es para vender mi rostro.
Si, mi rostro por cooperación masiva
o por donación caritativa o lastimera.

Mi queridísimo, se parece a uno de aquellas fotos blanquinegras
De tiempos ajenos, tacones altos y sombreros lujosos.

Mi rostro.
Combinación de otros cientos
como muchas personas en una
Y uno en muchas personas.

Mi rostro.
sobre muchas narices
puntiagudas o aplanadas
sobre Orejas resonantes y bigotes más frondosos

Pieles, cabellos, en distintos matices
Cejas, párpados, lunares como porotos.

En cambio, fíjese:
Él, de la primera fila al sol, o ella de la segunda a la sombra

Pareciera que
de sol tienen sudor y de sombra lo negro
lo humano como sombrero, lo animal en sus olores.

Rostros onomatopéyicos inertes pensantes durmientes

¡Mire ahora el mío!.
otrora era rostro de oriente
otrora fui rostro occidente
tronante arrastrando tridentes
mis dientes limando asperezas, mis gritos forjando carácter
ahora soy de dos aguas la sombra
ahora de dos caras, las miradas secantes


Y detrás de toda esta cantidad de ramas sanguíneas enramadas
Está la tierra.
Mírese las manos.
¿No ve la tierra?
¿Por qué entonces, la tierra, se hace lo que se hace?
¿Tenemos culpa o compartimos corteza?

rostro, tierra, costra cereza.

somos cara sobre cara y kilos nos pesan
sobre los hombros de aire
sobre nuestras cabezas

somos caras de cientos, toneladas de a miles
sobre las piernas como muros
la tierra reside, en la vida de mi rostro
en la muerte de su costo, en este viaje interrumpido.

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