sábado, 30 de enero de 2010

el señor de la verdad (texto más bien descriptivo)



Fábulas columpiándose
ancianos con palos golpeando alfombras polvorientas

unos cuantos árboles.
unas bancas solitarias.

algunos pelos volando entre la arena
algunas hojas abandonadas por sus árboles

niños pensando que son niños, comprando.
hombres pensando que son hombres, bebiendo.

¿Hasta que momento necesito el mal?
cuando sobrepasa el cuello
cuando ya parece un mar?
Hasta que momento el bien?
cuando ya me tiene ciego
cuando ciego creo ver?

preguntas y atmosfera de preludio.
miro la casa desde lejos.

me invitan a pasar.

Cortinas amarillentas y descoloridas
rayos pálidos que parecieran detenerse al atravesar la ventana.
gente esperando por la verdad.
cuadros blanquinegros de juventudes difusas
cuadros blanquigrises de arte decorativa muda.

televisores agarrotados en la mesa
sillones cansados y flácidos
cansados de gente gorda y de gente flaca
cansados de sentar gente cansada.

Un orden tibio y semiordenado
de vasos con refrescos de bienvenida,
de cigarrillo ambiental
de entrada mosquienta y opaca,
en esa mesa de mantel grisáceo
lleno de motivos floreados
tejido en hilo con cicatrices de vino,
entre cajas de contenido incógnito,
desarmadas y apiladas bajo el alero de un traga luz sarroso de polietileno.

esta iluminado su rostro.
esta el dueño de la verdad.
si, el dueño de la verdad.
si, él mismo.

sudado y amotinado de bellos por los contornos.
cierto aire de sol que ha pegado en su piel.
polera descuidada, descocida y hippienta que alude
a un grupo no conocido de rock psicodélico,
sus manos de dedos gruesos tomando la baraja,
cartas grasientas como extensiones de su cuerpo, dispuestas a desnudar el futuro arropado.

Bajo esa luz amarilla desprovista de vida
Se reflejan sus gotas de sudor y se esconden sus intenciones.
Y claro su esposa, sumisa y calma, atenta a cualquier gesto o mandato
de su señor esposo, es iluminada de perfil como luna menguante, brillante, atenta
pero ocultando la otra cara, con aire ceremonial y respetuoso,
potenciando la escena ritual y sectaria.
De brazos cruzados y expresión creyente es la sombra de las palabras de su
Amada pareja, que posiblemente no lo sea.

Ahí esta el señor de la verdad.
Asegurando el destino
de quien sabe quien.

vendiendo la verdad que todos quieren oir.
ocultando su nombre.
"alejandro" dice.
No puede dar más información.
Muchos enemigos por fuera.
30 días, agrega.
“ese es el plazo para que tu vida cambie”.

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