jueves, 3 de marzo de 2011

La sangre manda

La sangre manda
Tomó nuestra mano
Y Ahogó el corazón.
Anhelando escape
Se retuerce palpitante
Y termina
Su vaivén
En la muerte.

Que decepción.

El corazón, no puede ir tan lejos
No puede escapar sobre bosquejos
No puede encontrar sombra
Ni bosques que protejan su pellejo
Débil, liviana, diáfana y abierta
Alfombra del cuerpo
Se rinde ante el tajo que la deja
Moribunda entre la niebla
Entre vocecillas complejas
En el caldo de gente que camina
Descompuesta
Para comer un plato que no cuesta tanto
Un plato que no cuesta tanto como cuentan
Es mentira todo, hasta la punta de esa esquina
Das la vuelta y te ha mentido el giro
Miras y no despiertas
Duermes y ya caminas
Todo no avanza porque tiene motor
O ganas de mover sus maneras

Todo avanza porque se venció el hombre
Ante hombres que pasaron
Y ahora se quejan botados
Lloriqueando soluciones que se salan y humedecen
No hay pañuelos con olor a cadáver
No hay martillo en esta casa de putas
No hay cuchilla
En el inventario del respeto
No hay dominio si no existe la muerte

Muertos
Muertos todos
Obedece.