domingo, 12 de junio de 2011

Anda un niño perdido

¿Cuántos rayos primeros fueron los de tus ojos
Juventud, pequeña flor, perdida entre aromales?
Y los bosquejos que aún quedan gobernando
entre las sombras del alba en mi cuarto
¿Cuántos de esos trazos tiemblan en mis capas
En mis lagunas largas que silencian tus ojos,
Cuántos de esos trazos nocturnos
Cuántos quedan?

Yo era la rueda de un planeta y giraba tremendo
Yo era un niño que jugaba a ser hombre sin reglas
Manejaba los cursos otoñales de los vuelos secos
Tenía aves en los racimos de mis dedos
Y en los crepúsculos más distantes: parecía cercano
Parecía un amigo o un hermano de cualquiera
Y tomaba la luna por farol en los trayectos
Y conversaba con la callada opacidad de los árboles sin verde.
Nada era nostalgia para ese niño.
Hoy recuerdo sus manos cuando espero la mañana
Estoy entre una sábana vetusto y confundido
Porque mi piel es lozana pero mis páginas harina
Harina de papel viejo y amarillo.
Amanece con velocidad
No está, no hay aviso
Vuelve nuevamente el sol y su ciclo
Devela soledad en cada registro de mis muros
No está. No hay aviso.

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